por José Tripodero
Dirección y Guión: James De Monaco
Fotografía: Jacques Jouffret
Montaje: Peter Gvodzas
Música: Nathan Whitehead
Intérpretes: Ethan Hawke, Lena Headey, Adelaide Kane, Edwin Hodge, Rhys Wakefield
Nacionalidad y año: EE.UU., Francia - 2013 Duración: 85'
La premisa de la
La noche de la expiación es una gran
pavada para la vida real pero es brillante para una historia de cine clase B.
Veamos, en un futuro -en apariencia perfecto- EE.UU. ha logrado reducir casi a
la totalidad la tasa de criminalidad, además de mantener un estándar alto en la
economía, y todo se debe a una única
medida: durante doce horas, un día al año, todos los crímenes –incluidos los
homicidios- están permitidos y cada ciudadano tiene que defenderse a sí mismo
porque no hay servicios de seguridad disponibles. Es evidente que el peligro
está afuera, en un inabarcable exterior, pero el relato no hace más que
centrarse en una casa en particular. Esa es la casa del siempre disponible
Ethan Hawke y su familia ideal. La noche en cuestión de cada año parece ser una
rutina para el jefe de familia, aunque su hijo menor siente el miedo latente
mientras que su hija adolescente es sorprendida por su novio quien entró a
hurtadillas a su habitación. Así están las cosas pero para que haya película
hay que romper con un estado inerte y es ahí que la película pierde toda su
materia prima, la estropea al particularizar al extremo una situación que gana más
por generalidad. Si bien, el director De Monaco –que no casualmente escribió el
guión de la remake de Asalto al precinto
13- sabe como armar sub tramas y utilizar recursos como el tiempo límite,
aunque agota ciertas recurrencias del tipo personaje-que-va-a-ser-ejecutado-es-salvado-en-el-último-momento.
La elección en el recorte del tema nunca termina de exponerse como
problemática de una clase social, algo que revolotea durante gran parte de la trama. Es decir, la
idea de “la purga” (la traducción local que debió ser) es que opera como la catarsis
anual de la clase media-alta y que los indigentes son los que ofician de
sacrificios humanos para que la prosperidad económica se mantenga. Todo el off de la historia es lo que interesa
realmente y si eso sucede es porque la historia del encierro de una familia no funciona. El
relato televisivo que se escucha sobre los hechos ocurridos, durante las doce
horas de libertad criminal, es lo que mejor describe aquello que pudo ser La noche de la expiación pero a esta
altura, lo que vemos son los nombres de aquellos que participaron en el equipo
técnico de la película ya acabada.
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