martes, 21 de mayo de 2013

Cine - Dossier

Sobre el cine de M. Night Shyamalan -tercera entrega-
por José Tripodero

Tercera entrega del dossier Shyamalan, ahora nos metemos de lleno en el éxito taquillero más importante conocido hasta el momento por el director. El público, la taquilla y la crítica consensuaron, incluso la Academia de Hollywood se rindió a los pies de Shyamalan. Sexto sentido fue el cuarto film de terror  (lo del género va por cuenta de la propia Academia) -junto a El exorcista, Tiburón y El silencio de los inocentes- en ser nominado a mejor película.

The Sixth Sense Movie PosterSexto sentido (The Sixth Sense, 1999) con Bruce Willis, Haley Joel Osment, Toni Collette y Olivia Williams.

Hay un error cuando se presume, peor aún cuando se afirma luego de haberlo visto, que Sexto sentido es un film de terror. Sexto sentido es un drama infantil, es una exposición de la niñez mal llevada como consecuencia de un cóctel de factores que explotan, aquí, sobre el pobre Cole (Haley Joel Osment). Un psiquiatra, interpretado por el mejor Bruce Willis, lo estudia y trata de encontrarle una salida a todos sus problemas que tienen como raíz uno solo, y sí, se resumen en la frase más conocida de esta película: “veo gente muerta”. La tridimensionalidad del personaje del psiquiatra (que parece un sideshow) enriquece al protagonista, su vida es como un trayecto secundario pero desemboca en un mismo destino. El uso retórico de la fotografía (en este caso el uso del color rojo para cruzar el mundo de los vivos con el de los muertos) comienza a ser un motivo dramático en el cine del director, que alcanza su cenit en su film inmediatamente posterior. El terror, como género, aparece en clave de efecto, es el canal que moviliza las aguas del drama más genuino y que se representa en los sollozos de Cole. De la misma manera que en los films anteriores del director, el protagonista tiene una misión que consiste en develar un misterio o al menos entender algo que le resulta incomprensible. En Sexto sentido, a diferencia de las dos historias anteriores dirigidas por Shyamalan, el niño necesita resolver el interrogante de esos fantasmas (literalmente) que lo acechan. Es decir no hay elección como sí lo había en los protagonistas de sus dos primeros films, a los que se los puede considerar cimientos estructurales tácitos de esta pequeña obra maestra. El resumen de la capacidad narrativa de Shyamalan se puede hallar en la escena del auto, en la que el niño le cuenta a su madre sobre su don/maldición. Más aún, una abreviatura de la gravedad de todo el asunto está en ese rostro angustiante que compone la brillante actriz australiana Toni Collette, luego de esta revelación. Un año en el que también se estrenaron Matrix, El club de la pelea y Magnolia, convirtió a Sexto sentido -junto con los films mencionados- en una de las esperanzas del Hollywood de fin de siglo… claro ¿quién iba a pensar, por entonces, en cosas como el 3D o el HRF?  


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